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La vulnerabilidad del estado emocional; “Pensé quitarme la vida”

Por Daniela Cruz

CIUDAD DE MÉXICO.- febrero 2025 (Torre de la Salud).- Despertar sin anhelo de afrontar el día, que todo se te haga “pesado”, no encontrar sentido de las cosas, a la vez, preocuparte por todo y llegar a extremos que jamás creíste conocer, es una realidad que aqueja a millones de personas en México. ¿Lo haz experimentado? Te comparto cómo lo enfrenté.

De acuerdo con los especialistas, la salud mental es un estado de equilibrio fundamental para la calidad de vida  y el bienestar general, ya que, de lo contrario, se altera nuestra capacidad para manejar el estrés, tomar decisiones, mantener relaciones saludables y, sobre todo, disfrutar de la vida.

Lograr la estabilidad emocional es un proceso complejo que cada persona experimenta de manera diferente, con diversos grados de dificultad, angustia y resultados sociales y clínicos que son muy diferentes para cada individuo.

En mi caso, primero experimenté la tristeza, que detonó en depresión, llegaba de la secundaria y me encerraba en mi cuarto a dormir, porque pensaba que solo así ya no tenía problemas, me olvidaba de todo, no quería comer ni convivir con nadie, estaba irritable.

Estudios indican que los padecimientos más comunes son: 

– Depresión

– Ansiedad

– Trastorno de estrés postraumático (TEPT)

– Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

– Trastorno bipolar

– Esquizofrenia

– Trastornos de la alimentación (anorexia, bulimia, etc.)

– Trastornos del sueño (insomnio, narcolepsia, etc.)

“Con el paso del tiempo, en mí empezó a aparecer la ansiedad y fue mucho peor porque ahora ni dormir podía de tanto que me rondaban las ideas en la cabeza, tenía ataques de ira, hormigueo en el cuerpo y sentía que me faltaba el aire en momentos en los que no hacía ninguna actividad física”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es el trastorno de salud mental más común, afectando a más de 300 millones de personas en todo el mundo. La ansiedad es otro trastorno recurrente que puede manifestarse de diferentes maneras, como aumento en el ritmo cardiaco, mareos, dolores de cabeza, dificultad para respirar, pánico, fobia social, entre otros signos. 

La soledad en el tratamiento de estos padecimientos puede ser un aliado inadecuado: “Yo nunca dejaba que mis padres se metieran con mi vida, creía que podía solucionar las cosas yo sola, hasta que no pude controlarlo más y fue cuando empecé a autolesionarme e intenté quitarme la vida; hasta ese momento acepté la ayuda”.

El camino no es sencillo, tener ayuda psicológica o psiquiátrica requiere paciencia y ante todo, disposición a hacer las cosas de forma distinta.

Tuve ayuda psicológica, tomé medicamentos que me recomendó un especialista, a veces ni siquiera hablaba en las sesiones de terapia; en lo personal las pastillas para la ansiedad eran como estar dopada,  las suspendí porque no podía concentrarme en mis actividades. Opté por empezar a hacer ejercicio, distraerme y hacer las cosas que me gustan, conocerme de nuevo, ese fue mi mejor camino”.

Los especialistas señalan que algunos detonantes del desequilibrio de la salud mental pueden ser: 

  • Factores biológicos, como los genes o la química del cerebro.
  • Experiencias de vida, como traumas o abusos.
  • Antecedentes familiares de problemas de salud mental.
  • Estilo de vida, como la dieta, actividad física y consumo de sustancias.

Comenzar a recibir orientación, informarse sobre los diversos aspectos de la salud mental y perfilar de manera más placentera el día a día, facilitan hacer mayor conciencia sobre el origen de alguno de estos padecimientos y cómo irlos superando.

“Comprendí que lo que detonó en mi fue que me sentía sola, no tenía un buen ambiente familiar, eso provocaba que actuara de manera errónea en la escuela, no entraba a clases, empezaba a ir a fiestas y consumía alcohol. Además, constantemente se burlaban de mí y yo reaccionaba ante ello”.

Los expertos exhortan a las personas, sin importar su edad, a que si detectan síntomas de estos padecimientos, acudan para recibir atención de forma inmediata, ya que entre más rápido se atienda, mejor será la evolución del caso.

Inclusive, tras la pandemia de Covid 19 se comenzó a promover aún más la importancia de brindar herramientas para fortalecer la salud mental, ya que durante el periodo que duró la contingencia se reportó un considerable incremento en casos de estos padecimientos.

En ocasiones me miraba al espejo y  sentía mucha culpa de hacerme tanto daño, me acordaba de aquella niña tan risueña y llena de vida, ¿En dónde había quedado? ¿En qué momento me apagué tanto hasta el punto de intentar quitarme la vida?”.

Reconocer no haber hecho las cosas bien, abrazar tu dolor, es parte de sanar, el camino es complejo, pero eso no significa que seamos débiles, es parte del proceso.

El autocuidado, dedicar tiempo a hacer cosas que te ayuden a vivir bien y a mejorar tu salud física, platicar con personas que le aporten a tu bienestar, pueden tener un impacto positivo para tu proceso.

“Gracias a la ayuda que tuve seguí adelante y sigo luchando por estar bien, trato de enfocarme en las cosas que me apasionan, el hecho de salir a que te pegue el aire y ver el paisaje, algo tan normal, te hace darte cuenta de lo pequeño que realmente son nuestros problemas”.

La salud mental es importante porque mereces paz, tus emociones merecen ser escuchadas y validadas, mereces romper patrones destructivos, mereces sanar lo que no te corresponde, mereces tener relaciones sanas, mereces vivir y no sólo sobrevivir.

Te abrazo si es que estás en alguna situación así y espero que pronto encuentres tu camino, si en algo te puedo apoyar aquí estoy; todos tenemos algo qué aportar en la vida, busca tu misión, depende de ti cómo quieres vivir, mucha energía, con amor y respeto”: Tu amiga Daniela.